Hoy me tomo un momento para mirar hacia atrás con la claridad de quien ha caminado con intención, con el alma despierta y el corazón abierto a cada enseñanza. Este mes de abril ha sido un capítulo de mucho crecimiento. No siempre fácil, no siempre cómodo… pero definitivamente lleno de sentido.
Cada reto, cada cambio, cada oportunidad inesperada ha traído consigo una lección. Y aunque a veces el ritmo se vuelve abrumador, he aprendido a agradecer incluso los días más complejos. Porque en ellos también florece la fuerza, la resiliencia, la capacidad de reinventarnos.
Gratitud por lo vivido y por lo aprendido
Agradezco por todo lo que me ha tocado enfrentar. Por los momentos de claridad y también por los de duda, porque ambos me han enseñado a confiar más en mi intuición y en el proceso. Agradezco por las personas que llegaron, por las que permanecen, por las que inspiran, por esos momentos de reflexión y pausa. Cada encuentro deja huella, y cada conexión genuina tiene su propio lenguaje de transformación.
También agradezco por mi trabajo, por los proyectos que siguen creciendo con amor y propósito, por las metas que se van cumpliendo paso a paso y por las que aún están en camino. Todo lo que avanza, aunque sea despacio, es señal de vida.
Avanzar no es solo lograr, es también sentir
No quiero correr por la vida sin saborear lo que ya está aquí. Por eso, este cierre de mes lo vivo con pausa. Con la mirada puesta en lo que se construyó, pero también con los pies firmes en el presente. Porque avanzar no se trata solo de lograr más cosas, sino de vivirlas con profundidad, con conciencia, con alma.
Aunque fue un mes emocionalmente dificil para toda la nación despues de la inesperada tragedia, aunque aún con dolor en mi alma.
Gracias, mes que termina. Me despido de ti con gratitud, enseñanzas, resiliencia y con la certeza de que todo lo que sembré, tarde o temprano, florecerá.
