Este domingo 18 de mayo fui invitada por Las Hermanas Carpio, Anny y Milagros, al Pueblito Caribeño en Paseo del Sendero, para celebrar el Día de las Madres con una actividad muy emotiva, dirigida por Meraris Vargas y Xiomara Frías: ¡Madres en Bienestar!
La Terapia Suculenta para mi es una puerta hacia lo sagrado, un acto de amor propio, de contemplación y gratitud. Nos habla del ciclo de la vida, de la paciencia, de la fe en lo invisible.
Esta terapia no se trata solo de cuidar plantas, sino de escucharnos, de reconectar con lo esencial. Al regar una suculenta, también nutrimos nuestro espíritu. Al trasplantarla, también nos reubicamos por dentro. Al observar su capacidad de adaptación, recordamos la nuestra.
La forma perfecta de las suculentas nos invita a detenernos. Son maestras del silencio, guardianas del equilibrio y de la resiliencia. Nos recuerdan que la belleza puede florecer incluso en lo árido.
Porque lo divino habita en lo simple. Y cuando cuidamos de la vida, aunque sea en una maceta, nos acercamos a Dios, a la Tierra, y a nosotros mismos
Gracias por hacerme parte de esta hermosa experiencia:
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