Ayer, en un domingo lleno de alegría y tradiciones, tuve el privilegio de compartir con parte de mis queridos nietos y unos amiguitos de ellos, uno de los momentos más especiales del año: nuestra sesión familiar de hornear galletas navideñas. Esta actividad, que ya se ha convertido en una tradición en nuestra familia, representa mucho más que una simple receta o un dulce al horno; es una forma de sembrar amor, enseñar valores y crear recuerdos imborrables.
La cocina estaba llena de risas, manos pequeñas llenas de harina y el aroma irresistible de galletas recién horneadas. Hornear galletas es una manera de transmitir valores importantes, como la unión, paciencia, trabajo en equipo y el compartir. Cada galleta, aunque distinta, representaba el esfuerzo y el amor puesto por cada uno de nosotros.
Como abuela, siento una inmensa gratitud al ver cómo estas pequeñas tradiciones construyen memorias en los corazones de mis nietos. Cada vez que encendemos el horno y sacamos las cortadoras de galletas, también encendemos la chispa de momentos que, estoy segura, recordarán con cariño cuando sean mayores.
Las fiestas navideñas tienen el poder de unirnos, y hornear galletas es solo una de las muchas maneras en que nuestra familia celebra el amor y la unidad. Este domingo quedó grabado en nuestras memorias como un día de calidad, risas y cariño, y espero que cada año sigamos fortaleciendo este hermoso lazo familiar.
Y a ti, te invito a crear tus propias tradiciones familiares. No importa si es hornear galletas, decorar el árbol o simplemente reunirse para compartir historias. Lo importante es sembrar amor y tiempo de calidad en los corazones de quienes más amamos.
¡Felices fiestas y que sus hogares se llenen de amor y dulzura, tal como lo hace el nuestro cada Navidad!