Hoy, en este último domingo del año 2024, me tomo un momento para mirar atrás y reflexionar sobre las luces y sombras que han dado forma a este capítulo de mi vida. Este año ha sido un mosaico de alegrías y desafíos, de logros que iluminan mi camino y de obstáculos que, aunque difíciles, me han enseñado valiosas lecciones.
Luces y sombras
He tenido días donde la claridad reinó, donde mis esfuerzos rindieron frutos y mis metas encontraron su camino hacia la realidad. También he enfrentado momentos oscuros, llenos de incertidumbre, donde dudé de mí misma y de mi fortaleza. Sin embargo, esas sombras no han sido más que recordatorios de que la vida, con todas sus dualidades, es una obra maestra en constante evolución.
Agradecimiento sobre todas las cosas…
Hoy, más que lamentar lo perdido, elijo agradecer lo ganado: la familia que me sostiene, los amigos que comparten mi camino y la vida misma que, con su complejidad, sigue brindándome nuevas oportunidades.
En esta reflexión del último domingo del 2024 estoy profundamente agradecida por cada risa, cada abrazo, cada palabra de aliento y también por cada lágrima, porque me han hecho más fuerte, más humana.
Reflexión del Último Domingo del 2024
Al cerrar este año, renuevo mi compromiso de abrazar el próximo con esperanza, de seguir creciendo y de valorar cada momento, por simple o complejo que sea.
Que nunca falte en mi corazón la gratitud por el presente y la fe en un futuro mejor.
Hoy celebro la vida, en todo su esplendor y en todas sus sombras, porque de eso se trata: de vivir con propósito, amor y gratitud, porque Dios en su misericordia ha sido bueno. Que esta Reflexión del Último Domingo del 2024 te haga ser consciente de lo afortunado que eres.
