En el Día de los Padres, quiero hacer una pausa para honrar a quienes han sido guía, ejemplo y base en tantas historias de vida. En especial, a los padres dominicanos que, con trabajo silencioso y amor profundo, han marcado generaciones.
Ser padre en nuestra tierra va más allá de la responsabilidad: es construir con carácter, enseñar con el ejemplo y sostener con el corazón.
Hoy agradezco especialmente a uno: Don Chicho

Quienes me conocen saben que Don Chicho no necesita presentación. Ícono familiar, hombre de principios firmes, incansable y lleno de un sentido del humor que ha llenado de risas a unos cuantos y ha sido medicina en los momentos más desafiantes.
Su manera de vivir la vida, con sabiduría, fuerza, simpleza y autenticidad, ha sido una escuela para mí.
Su legado no se mide solo en palabras, sino en acciones constantes que han dejado huella en mi carácter y en mi forma de ver el mundo… Honrar a este viejito es una de mis pasiones definitivamente!
A todos los padres…
Gracias por estar, por formar, por inspirar.
Por cada gesto silencioso, cada sacrificio, cada lección.
Que este día no sea solo de celebración, sino también de gratitud y honra a esos hombres que han elegido liderar con amor.
Feliz Día de los Padres.
Con admiración y respeto,
Altagracia Poueriet