Hoy celebro mis 62 amaneceres del alma.
He caminado entre luces y sombras,
y en cada paso Dios ha susurrado mi nombre.A esta edad comprendo que la vida no se corre…
se contempla.Que el tiempo no se teme…
se honra.Que el corazón no envejece…
se vuelve sabio.Hoy abrazo mi historia como quien sostiene una flor sagrada:
con gratitud, con ternura y con reverencia.Sigo floreciendo,
sigo elevándome,
sigo escuchando la voz divina que guía mi propósito.A los 62 soy mujer raíz, mujer luz, mujer camino.
Y en cada día que nace, Dios renueva en mí la promesa
de que aún tengo mucho por crear, por amar y por dejar al mundo.








